Como viene sucediendo desde hace unos años, la cartelera teatral porteña se perfila con todo en verano.
Ya no existe aquello de temporada fuerte (por la de invierno) y temporada débil (por la estival).
A comienzos de enero, los teatros se preparan para volver a albergar espectadores en cantidad (luego del natural bajón de afluencia de noviembre y diciembre).
Y para eso los dueños de las salas y los productores se esfuerzan por generar propuestas atractivas que, pese a la crisis económica, impulsen al público a seguir eligiendo al teatro como una de las formas populares de entretenimiento..